Si te pica la curiosidad...
¿Te pica la curiosidad? ¿Te inquieta no saber? ¿Te angustia no controlar?
Entonces, es algo más que la curiosidad, lo que te pica. Pues si te pica: ¡rásca-te!
Haz silencio. Entra en tu interior. Investiga de donde vienen tus temores. Ponles nombre. Y si aún no encuentras motivos para tener esperanza, ve más al fondo. A lo profundo de tí mismo donde habita el misterio de lo que tú eres.
¿Que quién eres? Alguien por el cual Dios vino a la tierra, desnudo, débil e indefenso. Tan desnudo, débil e indefenso como tú. Para demostrarte que, alguien como tú, merecía la pena.
Eres esperanza. La esperanza de Dios. ¿Y tú por cuántos vas a serlo? Él es Uno para todos... y tú, ¿por cuántos?