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Primera lectura: Gen 9, 8-15 El diluvio siempre ha sido un símbolo negativo, como fuera el aviso de un castigo de un Dios intransigente. Y, sin embargo, es todo lo contrario, es un símbolo de un Dios que, aún en el más extremo de los casos: que el mal se apoderara totalmente de la tierra, seguiría dando una segunda oportunidad. Segunda lectura: 1P 3, 18-22 Pero la segunda oportunidad que da Dios no va a ser igual. Esta vez no va a correr el riesgo de que el hombre la estropee. Esta segunda oportunidad será definitiva, gracia tras gracia, inmerecidamente concedida pero inexorablemente salvadora. Nada que temer. Evangelio Mc 1, 12-15 Hasta Cristo sufre las tentaciones que nosotros sufrimos a diario. Para que luego digamos que no sabe lo que es ser hombre. Frente a una cultura que empequeñece al hombre y lo cree incapaz de superarse, Jesús nos enseña a confiar en la conversión que viene solo de Dios. Ni héroes ni gusanos. Somos propensos a la misericordia. |
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